La
cena es en casa de unos amigos, un tanto lejos, en las afueras de un
pueblo todavía poblado, eso sí, más lejos de la ciudad; unos le llaman
ranchito pero es una casa de no más de 60 metros cuadrados de
construcción; pues, sus paredes, una, la que da a la entrada es de unas
hojas de lámina, y la U está hecha de un adobe que por lo que se ve, ya
está desgastado por los fuertes vientos y el trasncursos del tiempo,
pero trincados a los castillos con rebabas cuyas varillas sobresalen
sobre la techumbre de asbesto que se amarra a cintas y morillos. Los
compartimientos familiares se forman con el ropero y una colorida pero
raída cortina, la estufa de gas y pretil figuraban la cocina, con una
mesa de aluminio e imitación de madera al lado, hecha de formaica,
cubierta de un tapiz ya desgarrado. Los anillos de alambrón sujetan las
láminas de los vientos de febrero o marzo cuyos orificios permiten
entrar rayos de sol fortuitamente, que languidecen al paso del día.
También ayudan a llevar el tiempo entre esas pesadas paredes. A la
consola de discos LP le falta la aguja que hay que buscarla como en un
pajar. Una TV de bulbos que hay que golpear para que agarre el canal de
las estrellas, el de la familia mexicana. Una construcción rodeada de un
terreno para criar animalitos y sembrar unas cuantas milpas, con su
respectivo frijol, jitomate y nunca faltan unas cuantas guías de
calabaza. Un trío sagrado o ¿será cuadratura? O quíntupla porque el
chile nunca falta. Algo así como una granja, de unos mil metros
cuadrados, con una letrina en la esquina alejada de la casa, pero
cercana a la barranca. Todo rodeado de animales domesticados y se agrega
uno que otro de la fauna silvestre. La familia se puede categorizar
dentro de los censos en el rango de la autosuficiencia, algo así pero
sin excedentes mejor dicho con carencias, porque a veces les falta
dinero en efectivo para adquirir la nueva tecnología. No tienen cabezas
de ganado, sólo una. No tienen caballerizas porque su raquítico caballo
no lo requiere. Tampoco exportan ganado porcino porque de la pareja de
marranos que alimentaban con maíz y despojos de comida que les sobraban,
a la hembra la mataron para hacerle la fiesta de graduación de la
primaria a su hijo. Ahora su hijo andará en sus 20. Con el marrano sacó
para los uniformes de la secundaria, y luego que le pedían para
deportes, que para música, que para taller, en fin, se le fueron los
billetes como el agua de las manos, porque ya Coca Cola puso al mercado
la suya, es decir, la que era de ellos, la de los pobladores, pues. Eso
sí, gallinas, pollos, guajolotes y perros; de ganado caprino sólo una
pareja de chivos, como en el arca son los habitantes del ranchito, o de
la granja, como le quiera uno llamar, todos ellos pastan y cacaraquean
en el ahora vertedero pestilente que pasa al lado de su tierra. Los
alacranes son parte de la cadena alimenticia pero sufren los pisotones, y
no de las botas de los caciques sino de los huarachudos pobladores
comunes y corrientes, hay veces que hasta de los mismos caciques
agricultores políticos; también conviven con los tlacuaches, los
alacranes, no los agricultores políticos, que sienten lo que un
granadero represor siente, porque le llueven las piedras de tecorral y
vía resorteras. Por una lado, las ardillas sienten la “cacería de
brujas” pero de los niños no de los de Seguridad Nacional, y no es un
alivio. Al igual, las ranas son perseguidas cual activista de la APPO en
Oaxaca pero no para que canten
sino para que hagan cantar a los vecinos cuando de emborracharse se
trata. Es que se las comen cuando se reúnen los hombres. Los conejos y
las iguanas siguen resistiendo, al igual que las zorras ante la
caballería de Inglaterra, los embates de los perros, que aunque los de
aquí son subdesarrollados, los perros no los de caballería de Oaxaca,
muerden y no hay quien pague las curaciones; es decir, son perros
esqueléticos, éstos, los de la comunidad, no como los que van a buscar a
los que simpatizan con la APPO; sin embargo, éstos tienen la suficiente
garra para hacer sacar la lengua al mejor corredor de los conejos. Al
mismo tiempo, los peces han pasado a ser pieza de museo, son como los
activistas de izquierda en la ciudad y desde abajo, muy escasos. Abundan
los insectos en las orillas del ahora viscoso manojo de agua que se
escurre desde las montañas y cruza la región, son tantos, los mosquitos y
zancudos, como agentes federales en Oaxaca y Chiapas; pero el agua
corría; ahora, a lo largo de las barrancas, sólo se arrastra, ya no como
corriente viril sino como mensos remansos, con hedores y ausencia de
flores, donde vejez y decrepites de un sistema de vida ya agotado se
reflejan en sus oscuras aguas de tal manera que parecen sinónimos. Ya
pasaron a mejor vida dos ahuehuetes, dos cancerberos centenarios de la
otrora hermosa corriente, dos células perdidas como líderes asesinados
por las fuerzas del Estado. Las aguas siguen regando las huertas de
mango pero los frutos ni las frutas llegan al mercado, tampoco los niños
se las roban ahora porque se pudren antes de madurar. Los pepinos son
importados en estos tiempos, en contraste, se exportan a los
descendientes de los otrora productores. La lechuga se llevaba a la
Merced, ahora se trae de allá y compite junto con la venta de “mota” y
“coca”; los “primos” hacen sentir mejor a uno, mejor dicho, no hacen
sentir nada y ayuda a ver pasar la desgracia con indiferencia. Pero
todavía hay rábanos, mas no en los campos irrigados, sino en el gobierno
municipal. Se dicen de izquierda pero no dicen de quién. Los rubicundos
jitomates ahora son genéticamente bien cultivados pero no aquí, se
compran en Sam´s o Wall Mart, o La Comer, muestras de la mayor
penetración, nada sexual, bueno, esto que lo digan las mujeres, sino
cultural y económica de hombres de éxito, los hombres del mañana. Sólo
los hongos de cazahuate, se niegan a desaparecer, resisten las
embestidas de la construcción; la urbanización crece como una
enredadera, por debajo de los escombros de la ciudad que atrae y expulsa
a sus sombras, para extenderse a sus orillas; sus tentáculos se
estiran, y no es un pulpo salido de la mente enfermiza de un soldado
conquistador de la reina Isabel, sino algunas compañías transanacionales
surgidas de la desfachatez de los hombres del mañana. Maseca-Minsa,
Cemex, Tel Mex y Cervezas Modelo entre otras siguen su curso ascendente a
niveles insospechados en la bolsa de valores de Nueva Crook. Los campos
cultivables hace unos años, las lomas llenas en otros tiempos de
productos silvestres, las barrancas que ayudan a romper los vientos que
bajan del Ajusco y los lugares inhóspitos se tornan asentamientos
semihumanos adonde van a parar l@s nuevo@ obrer@s y emplead@s por no
tener cabida en la cada vez más grande mancha urbana. Porque es una
mancha que se escurre de abajo hacia arriba, trepa y sube, de lugares
planos a escarpados en donde a los pobres les toca y mucho. Digan lo que
digan, desde las peñas, la vista es envidiable hacia el horizonte,
donde el cielo se junta con las miles de puntas de varillas que destacan
de las azoteas, para cuando el hijo crezca, porque la hija se la lleva
el fulano, o sea, se va con él.
Sólo
quedan algunas yerbas medicinales que todavía se pueden recoger, ya no
tanto en las lomas ni en las barrancas, sino en los propios terrenos. La
sábila se usa para los golpes o clavos clavados en los pies, pero no
por ser enemigo del imperio romano sino por trabajar en la construcción
sin las botas adecuadas; o como jabón en el temascal, también para un
jugo con naranja y apio, se licua y ya está; o si no, un nopal
comestible, bien asadito, o hervido para ensalada; otras cactáceas dan
tunas. Sin olvidar la Manzanilla para un té, no Manzanillo por donde
entra el té chino y otra fayuca más. Todavía se puede encontrar árnica
para quitar los moretones y no Guernica que cause moretones. Ojo de
tigre, pegahueso, tapaculo, anís y escobas para barrer pero no a l@s
estudiantes de la UABJO sino a la basura sintética que en muchas casas
se trata de quemar, como si fuera orgánica. Muy pronto l@s legisladores
mexican@s amenazan con concederles más propiedad genética a MONSANTO y
sus hermanas, les dicen en la juerga financiera. Ya lo hicieron con el
maíz, con el trigo, el algodón, con cierto frijol, con… Y la cena se
hizo con insumos e ingredientes de todo, ya no se sabe bien si es
apropiado decir: "buen provecho" porque con tanta comida chatarra...¡qué provechosa va a ser!
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